«La época en que el sentimiento religioso desaparece del alma de los hombres está siempre próxima de la de su esclavitud Pueblos religiosos pudieron ser esclavos; ningún pueblo irreligioso permaneció libre. La libertad no puede establecerse ni conservarse sin el desinterés, y cualquier moral ajena al sentimiento religioso sólo puede fundarse en el cálculo. Para defender la libertad, hay que saber inmolar su vida; ¿pero qué existe más importante que la vida para quien no ve en el más allá sino la nada? Por eso, cuando el despotismo se encuentra con la ausencia del sentimiento religioso, la especie humana se hunde en polvo allí donde interviene la fuerza.» Las investigaciones sobre la religión acompañaron a Benjamin Constant (1767- 1830) durante más de cuarenta años, a pesar de inevitables interrupciones, debidas a la existencia agitada del hombre político, del periodista y del pensador. Obra de una vida, aunque muy pronto caída en el olvido, De la religión combina la afirmación del sentimiento religioso como inherente a la especie humana con la indagación de su perfeccionamiento en las formas históricas del fetichismo, el politeísmo y el teísmo. Obra también de un activo y hábil opositor liberal, es un hito en la historia de la mirada crítica dirigida al fenómeno religioso y un texto indispensable para entender la formación de la antropología de las religiones.