Los discursos de Gregorio Nacianceno (h. 330-390) que contiene este volumen fue-ron pronunciados durante los últimos meses de su estancia en la ciudad de Constantino, convertida en capital del Imperio Oriental, y una vez vuelto a su patria, en la querida Capadocia. Esta etapa comienza con la entrada de Teodosio en Constantinopla, el 24 de noviembre del año 380, y nos lleva hasta el verano de 381, fecha en que Gregorio aban-dona dicha ciudad. Otros discursos fueron pronunciados cuando ya se encontraba reti-rado del ministerio episcopal, en las posesiones que su familia tenía en Arianzo, en la Capadocia. Pero también las circunstancias de viajar hasta Cesarea, el 1 de enero de 382, o a su misma ciudad de Nacianzo durante la Pascua del año 383, le ofrecen la oportuni-dad de pronunciar otros tantos discursos célebres, que recogen las presentes páginas. Basten estos ejemplos para dar a entender la variedad que encierran los discursos que comprende este cuarto y último volumen dedicado a losdiscursos de Gregorio de Na-cianzo. Por el contenido de estos discursos conocemos cómo los criterios exegéticos del teó-logo de Capadocia gozan de un gran equilibrio: no acepta sin más la interpretación literal del texto, conforme a los criterios delos maestros de la tradición antioquena, pero igualmente se sitúa lejos del alegorismo extremo de los alejandrinos. Otro discurso pre-supone una diferencia entre la fiesta de Navidad y Reyes respecto de la fiesta del Bau-tismo del Señor, que en el Oriente cristiano venía celebrándose en el mismo día. Los estudiosos modernos del Capadocio investigan si, ante la costumbre de la liturgia orien-tal, Gregorio instituye la fiesta de la Navidad el 25 de diciembre en la Iglesia que él diri-ge, como distinta a la Epifanía y el Bautismo del Señor.