"La estructura de su mundo espiritual, el contenido y el estilo de su pensamiento teológico son de una densidad y de una consistencia sin quiebra" (Hans Urs von Baltasar). La escala de su doctrina espiritual es amplia, de una riqueza poco común y degran actualidad. Es "una guía segura" (Juan Pablo II) para aprender a vivir en íntima comunión con Dios en medio de la vida cotidiana moderna. En el diálogo interreligioso contemporáneo, ella es un extraordinario testigo de la Trinidad. Consagrada profetisa de la Presencia de Dios en todo ser humano, Isabel invita a los peregrinos del Absoluto a abrirse apasionadamente "a la Luz, al Amor, a la Vida".